lunes, 15 de febrero de 2010

Descarrilar el Metro, pésima idea

A las 10.30 de la mañana del pasado 4 de febrero, un grupo de integrantes del grupo anarquista Frente de Liberación Animal intentó sin éxito descarrilar un vagón del Metro en la Línea 2, que va de Taxqueña al Toreo de Cuatro Caminos.
De acuerdo con una nota del semanario Proceso, los jóvenes colocaron latas de gas butano en el interior de uno de los convoyes que estaba a punto de arribar a la estación terminal Tasqueña, “pero debido al movimiento del convoy en la curva que hay entre la estación General Anaya y Taxqueña generó afectación en el artefacto y sólo detonó una de las latas, sin provocar daños mayores”.
De acuerdo con las autoridades capitalinas se logró la captura de Adrián Magdaleno González, de 21 años, estudiante del séptimo semestre de Psicología de la FES Aragón, quien fue consignado a un juzgado penal del Reclusorio Oriente.
En un comunicado posterior, un grupo de anarquistas sin firma dio a conocer que la policía allanó la casa de Magdaleno González habiendo supuestamente encontrado “fotos de líderes del frente en otros países, documentos que lo ligan con el movimiento de San Salvador Atenco y manuales de guerrilla y para hacer bombas caseras”.
El comunicado considera absurdo que Magdaleno sea etiquetado como líder del FLA, “ya que el F.L.A [Frente de Liberación Animal] es una reivindicación y no una organización formalista)”. Además estima que que Adrián fue secuestrado durante ocho días por el Estado mexicano, quien dio a conocer el hecho hasta el día 11.
Hasta ahora estos grupos han atacado comercios, bancos, tiendas de conveniencia, locales de comida rápida y agencias de autos; siempre a altas horas de la noche para no afectar a terceros. Realizaron más de 200 aciones en el año 2009, siendo septiembre y diciembre los meses de mayor activismo.
Lo más agresivo que otros anarquistas han llegado a hacer es tirotear con ráfagas de AK-47 a 29 patrullas nuevas de Tijuana, así como asaltos a mano armada, en acciones que ya dieron como resultado un policía muerto.
Hasta ahora no habían intentado descarrilar un tren con personas abordo. El tema es delicado y va más allá de la propaganda política, pues tal acción directa, de haberse concretado, hubiera afectado a personas inocentes.
Sin especular sobre la potencia de los artefactos puestos o las graves o simples consecuencias en el sistema de rieles, el hecho de atentar contra población civil, que poco o nada tiene qué ver con los enemigos de clase de los anarquistas, reresenta un paso hacia el terrorismo.
Una cosa es romper vidrios y otra muy diferente dañar a una señora o a una niña o a un obrero que, sin deberla ni temerla, tuvieran la mala fortuna de ir en el vagón elegido por los activistas para realizar su acción política.
Ni siquiera el EPR, con una capacidad de fuego inmensamente superior a la de estas células se atrevió en 2007 a hacer estallar ductos de Pemex en horarios o condiciones geográficas donde pudieran resultar afectadas personas inocentes. El debate sobre las afectaciones a la economía y a la tranquilidad social, producto de dichos estallidos, siendo importante, no lo fue más de lo que hubiera sido debatir sobre una víctima de tales acciones.
Los anarquistas radicales de finales del siglo 19 y princpios del 20, que emprendieron con furor ataques a la clase política europea, que asesinaron a tres poderosos mandatarios, el francés Sadi Carnot, el rey Umberto de Italia y el presidente John McKinley de Estados Unidos, fueron ferozmente extinguidos, no por estos magnicidios (“tiranicidios” los llamaban ellos), sino por las bombas que arrojaban indiscriminadamente dentro de cafés parisinos, como el Termidùr, con saldos rojísimos en vidas humanas.
En el siglo 21 sigue siendo mala idea aterrorizar a la población con ataques indiscriminados, para, de esa forma, pretender ganar simpatía popular hacia su movimiento libertario y hacer que su mensaje en contra de la opresión humana y animal sea bien recibido por la sociedad.
Si eso fue en realidad lo que pasó en el metro Taxqueña; si tal fue la intención de Magdaleno y sus compañeros -porque sólo tenemos la versión policiaca de los hechos-, vale apuntar que ni ahora ni nunca el terrorismo es una opción válida de lucha social y popular.

1 comentario:

  1. Tremendamente contradictorio atacar un transporte popular que utilizan las personas que más padecen de las injusticias sociales y económicas. No creo que sea una buena opción para el Frente de Liberación Animal darse a conocer así. Que bueno que falló el ataque y espero que no se registren atentados contra personas inocentes.

    ResponderEliminar