lunes, 11 de octubre de 2010

Guerrillas de ultraderecha gringas

Si puede, échele un ojo a la revista Time de esta semana, cuya historia de portada es un reportaje del premio Pulitzer Barton Gellman sobre la milicias extremistas de Estados Unidos, aquellas que inflamadas de un exacerbado nacionalismo y patrioterismo se han organizado militarmente para hacerle frente a todo aquello que desde su muy fundamentalista visión, pone en riesgo a los ciudadanos estadounidenses, a su territorio o a su estilo de vida.

Son grupos paramilitares de extrema derecha, que quieren expulsar de su territorio a amenazas como los inmigrantes mexicanos o los terroristas árabes, y ayudar a sus comunidades en casos de desastres naturales, ataques bacteriológicos o un colapso económico.

Aun cuando se dicen defensores de sus instituciones, aseguran estar dispuestos a oponerse a su gobierno si éste pretendiera aumentar impuestos o controlar el libre flujo de armas, todo lo cual por cierto creen que quiere Barack Obama, “el presidente negro de origen musulmán” que actualmente los gobierna.

Si fuera el caso, no dudarán en declararse en rebeldía y actuar como comandos guerrilleros con tal de defender las que llaman sus libertades. La CIA y el FBI les tienen echado el ojo, como un foco rojo de su seguridad nacional.

Manejan discursos de odio, pero se dicen distantes de organizaciones supremacistas tipo Ku Klux Klan o neo nazis. Se sienten ejércitos serios y regulares, con entrenamiento marcial de primer orden y armamento igual de serio.

Aunque persiguen fines comunes y tienen en Obama y los demócratas un enemigo común, tampoco comulgan con los seguidores del Tea Party, que ha aglutinado una serie de políticos de ultraderecha emanados del Partido Republicano, tipo Sarah Palin, y líderes de opinión como Glenn Beck, comentarista de la conservadora y anti-oabamista cadena Fox de televisión.

Las milicias de ultraderecha no creen en los partidos políticos, ni están por la postulación de candidatos propios, como está promoviendo el Tea Party. Por el contrario, se dicen hombres de acción, de ejecución rápida y no de votos ni de cabildeos.

Suelen ser rancheros del Sur y Medio Este estadounidense, decididos a suplir lo que les parece son negligencias de su gobierno para cuidar la frontera de aliens o para perseguir sospechosos de ser terroristas, lo que en estos días se traduce en perseguir a todo aquel que tenga apariencia o nombre árabe.

Están las Fuerzas de Defensa de Ohio, los Minuteman (que ya conocemos por sus historias de cazadores de migrantes en Arizona), las Milicias Hutaree de Michigan y las Milicias Ciudadanas de Georgia, entre otros. No actúan coordinados, aunque sí se conocen y respetan mutuamente.

De sus filas han egresado individuos todavía más radicales, los “lobos solitarios”, que lo mismo han balaceado museos del Holocausto, que intentando poner una bomba en la Casa Blanca.

No son enteramente clandestinos, aunque sus tácticas apuntan en el sentido de la secrecía y el reclutamiento discreto y selectivo de sus miembros, los que deben estar preparados física y emocionalmente para el combate.

Su naturaleza es guerrera y, por lo pronto, están esperando el menor pretexto para declararle la guerra al gobierno estadounidense.

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