viernes, 30 de agosto de 2013

EPR asegura que ERP es burda estrategia policial


AL PUEBLO DE MEXICO

A LOS PUEBLOS DEL MUNDO

A LOS ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS

A LAS ORGANIZACIONES POPULARES Y REVOLUCIONARIAS

¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!

En dos escritos firmados por un supuesto Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en los meses de junio y agosto,  dicen haber sido simpatizantes y militantes de nuestro partido y ejército, sin embargo vierten frontalmente calumnias y amenazas policíacas contra el movimiento popular y el movimiento revolucionario, en específico en contra nuestra. Por tanto:

El Partido Democrático Popular Revolucionario (PDPR) y el Ejército Popular Revolucionario (EPR), de nueva cuenta, informa al pueblo y a sus organizaciones legales y revolucionarias:

Más que responder a los libelos del supuesto ERP, con legitimidad en las zonas militares, en las oficinas del CISEN, en la Plataforma México, en la PGR, en gobernación, màs  no en el pueblo, a éste es al que nos dirigimos, apelamos a él y como siempre le hablamos con honor y la verdad histórica, por dolorosa que sea ésta.

¿Por qué responder por escrito y públicamente ante tal impostura? Para que nuestro pueblo sepa la verdad y no dejar campo abierto a la deslegitimación de la lucha revolucionaria, porque al interior de nuestras estructuras, de nuestros militantes y base política, esa explicación está superada desde el momento que su publicación denota falsedad, impostura de inteligencia militar y la mano policíaca.

Desde la primera lectura de ambos libelos, tanto para los genuinos revolucionarios como para los conocedores del tema y de quienes le dan seguimiento a la lucha revolucionaria, supimos con certeza  que tales declaraciones son manufactura de los cuerpos de inteligencia militar y policíaca.

Es tan burdo el contenido, la utilización fuera de contexto revolucionario, de categorías que más parecen parches mal pegados, sacados de nuestros escritos y de otras organizaciones que nada tienen que ver con nosotros; y por la dinámica de las tareas de la revolución se consideró en su momento que no era tan urgente la respuesta de deslinde, porque lo efímero y lo hueco por sí solos caen, y no nos equivocamos, el reconocimiento apresurado e inusual de un general en activo de las siglas ERP, sólo confirman la hechura desde las oficinas policíaco-militares encargadas de la contrainsurgencia, y constituye un espaldarazo a la creación gubernamental.

Exponemos los hechos tal cual son,  quienes dicen ser del ERP nunca estuvieron con  nosotros, nunca han pertenecido a nuestro partido, nunca han militado con nosotros en la revolución. Falso que hayan sido militantes y simpatizantes de nuestro partido “abandonados”.

Entre revolucionarios sabemos que en todo caso nadie puede llamarse o decirse abandonado porque esas circunstancias se resuelven con métodos revolucionarios, sin reproches, sin reclamos, siempre asumiendo la actitud comunista sin importar la condición que nos toque vivir de distancia, lugar o circunstancia, por difíciles que sean, asumimos  que el partido somos cada uno de los militantes, que  nunca estamos solos desde el momento que se comprende el lineamiento y debemos ser  capaces de generar y construir colectividades de revolucionarios.

Es fácil detectar que no hay el mínimo dominio del lenguaje revolucionario y efectivamente, éste se adquiere en la praxis y no con citas librescas lejos de la abstracción política. Como acertadamente concluyen quienes han mantenido comunicación con nuestro partido, unos por escrito y otros verbalmente nos han hecho llegar su opinión, todos coinciden que son un grupo apócrifo creado por el Estado con fines represivos desde el momento que hacen la alusión perversa, mal intencionada y policíaca de llamar compañeros a los integrantes de organizaciones legales de masas.

Tenemos plena seguridad de quienes son militantes, simpatizantes y combatientes de nuestro partido y ejército, de eso no hay lugar a dudas. Lo que sí hemos investigado y tenemos ubicado es el origen y autores de tales maniobras policíacas con fines contrainsurgentes para justificar desde el Estado crímenes de lesa humanidad. Es la misma táctica, maniobra y lenguaje policiaco que han utilizado en otras ocasiones, desde hace años, contra luchadores sociales y sus familiares para hostigarlos y amedrentarlos, hoy con mayores artilugios en escalada hacia comunidades y organizaciones de masas con los mismos propósitos: reprimir.

El segundo escrito, es un nuevo intento por legitimarse ante el pueblo con el discurso de supuesta solidaridad, sin embargo, no se abandona el argumento policíaco con la misma intención de vincular organizaciones legales con el movimiento revolucionario, esto significa permear o ablandar el terreno para justificar la represión a las organizaciones legales y sus integrantes, señalando falsamente que se forma parte del entorno revolucionario.

Señalamientos similares provocaron que las fuerzas represivas federales en su momento devastaran con saña comunidades enteras de la región de los Loxichas, bajo el supuesto de que pertenecían a nuestra base; lo mismo sucedió cuando se reprimió a la APPO y al pueblo de Oaxaca con ardides policíaco-militares de esa naturaleza para justificar el baño de sangre. Sin embargo, la prueba de que sólo era la justificación para la represión es que la gran mayoría de los presos ya están en libertad, a estos pueblos y luchadores sociales el Estado los ha castigado por luchar contra cacicazgos y llevar el progreso a los pueblos indígenas por cauces independientes, y eso para el Estado es sinónimo de delito.

Lo policíaco en sendos escritos se huele y se palpa por las tácticas implementadas por el Estado y sus cuerpos represivos, la recurrente intención de sembrar  cizaña y amarrar navajas entre organizaciones del pueblo para despertar bajos instintos que conduzcan a la confrontación fratricida y por otro lado preparar las condiciones para que se actúe contra el conjunto del movimiento revolucionario.

Por más que el lobo se disfrace de oveja sus fauces jamàs puede esconder, el discurso antigobierno y antielectoral constituyen sólo una mascarada radicaloide que pretende congraciarse y confundir a incautos, para ponerse como un auténtico representante de la izquierda, pero sus deslices conceptuales e ideológicos los delatan como policías políticos en plena compaña contrainsurgente.

El mensaje no tan cifrado desde los sótanos de los cuerpos de inteligencia gubernamental que llevan los escritos en cuestión, es presentar al Estado mexicano y sus instituciones represivas como omnipotentes, invencibles y capaces de controlar todo, a lo que “modestamente” aceptan estar infiltrados para armar la calumnia y el desprestigio contra nuestro partido, su mensaje es claro, por más que se luche y se organice el pueblo, desde el Estado siempre se “triunfará” y hay que ponerse de rodillas y capitular. Lo perverso salta a la vista, se trata de sembrar la desconfianza, frustración y desmoralización en el seno del pueblo.

Al pueblo mexicano le decimos claro y llano que es una falsedad, una calumnia lo que aseveran estos sujetos, nunca hemos hecho trato alguno con ningún gobierno de ningún partido político electoral. Esa calumnia ya la hemos escuchado en gobiernos priistas y panistas de forma reiterada y replicada por las plumas mercenarias. Lo mismo sucede con la calumnia de que estamos infiltrados, este argumento siempre ha salido de las oficinas del CISEN y de gobernación.

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